El mar no es para los escoltas
Vivir a bordo de un atunero que realiza mareas de un mes y campañas de cuatro meses en el Índico no es fácil y algunos de los vigilantes de seguridad que los protegen desde hace semanas de los ataques piratas lo han comprobado. Como si se tratase de un show de telerrealidad, la convivencia, la incomunicación con el exterior y el monótono paisaje les han causado problemas de adaptación en al menos tres de los buques vascos que faenan en la zona hasta el punto de que los han abandonado.
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